sábado, 31 de octubre de 2015

Las masculinidades y las desigualdades de género

Las masculinidades y las desigualdades de género

igualdad
Nuestra cultura de dominación masculina da cuenta de la prevalencia de obstáculos estructurales que se resisten al comportamiento igualitario entre hombres y mujeres. El modelo imperante, basado en la construcción y perpetuación de la subjetividad masculina hegemónica, que incluye el ejercicio de la violencia hacia las mujeres, dificulta la transformación de las masculinidades en pos de una sociedad igualitaria.
Los estudios sobre la construcción de la subjetividad masculina y de las formas de mantenimiento del statu quo de género contribuyen a un mejor entendimiento sobre la resistencia masculina a un nuevo orden social y abren el horizonte a la identificación de prácticas que pueden ser exitosas en el logro de transformaciones reales y concretas del sistema sexo/género.
La subjetividad masculina esta íntimamente relacionada a la superioridad de los varones sobre las mujeres, a su autosuficiencia y a su diferenciación del género femenino de manera jerárquica y dominante. Esto se debe a factores estructurantes que el poder patriarcal ha naturalizado como mitos y ha adjudicado a los varones, entre ellos, la autoridad sobre las mujeres, el derecho a decidir sobre ellas, tener un lugar privilegiado y gozar de más derechos.
Pertenecer al grupo dominante, poseer una fuerte autoestima, concebir a la igualdad como amenaza a la subjetividad masculina son algunos de los factores relacionados con la identidad y posición de los varones en la sociedad que tienden a alejarlos del comportamiento igualitario con las mujeres.
Algunas estrategias de dominación que utilizan los varones para mantener la desigualdad son los micromachismos, maneras cotidianas casi imperceptibles que emplean sutilmente los varones para imponer su dominación y las descalificaciones entre varones que se realizan en contra de aquellos varones que desafían las prácticas de la esencia masculina y que generan aislamiento y acusaciones desmoralizadoras que pretenden alejar a los varones de la causa igualitaria.
A los varones se les enseña que deben controlar sus emociones. El negar las emociones lleva a los varones a sufrir y no pueden expresar ese sufrimiento porque sería visto como una señal de debilidad y feminización. Lo femenino es rechazado y considerado como el peor enemigo que debe combatirse.
Lo que la sociedad plantea como normas, orden, recomendaciones para los varones es lo que hace a las masculinidades. Esto nos permite deducir que los varones son lo que la sociedad quiere que sean. Es decir, si vivimos en una sociedad patriarcal, donde prima la dominación masculina, evidentemente habrá un trato desigual hacia las mujeres y una subordinación a los hombres.
Por otra parte, Figueroa Perea insta a no limitar el análisis acerca de los hombres y las relaciones de poder desigual entre varones y mujeres y a tener en cuenta tres tipos de diferencias que caracterizan a los géneros; diferencias naturales que se originan por diferencias biológicas; los privilegios que emergen al nacer con sexo masculino y las diferencias que surgen en el desigual ejercicio de los derechos, que colocan en un lugar favorable a los varones.
El haber vivido situaciones específicas en la infancia y adolescencia que reflejan modelos de género diferentes al tradicional, por ejemplo, mantener una buena relación con una madre independiente que trabaja en el sector público, haber tenido padres no tradicionales, haberse rebelado ante un padre autoritario, haber asistido a un colegio mixto, entre otras, contribuyen a construir masculinidades no hegemónicas.
La naturalización de la violencia hacia las mujeres está tan arraigada que algunas mujeres justifican su uso en determinadas ocasiones como se señala en un estudio de la OMS (2005) y en una encuesta IMAGES. Es por ello que se vuelve imperativo deconstruir este mensaje permisivo a la sociedad para poder eliminar este fenómeno que afecta a millones de mujeres en el mundo. Dado que los hombres son generalmente los victimarios, es necesario poner la atención a ellos y trabajar con ellos para poder erradicar este grave problema social.
Se deben promover estrategias para erradicar la transmisión intergeneracional de normas sociales que perpetúan la violencia entre padres e hijos, formular programas y políticas de reducción de la violencia contra las mujeres de la mano con el género masculino, y educar a los hombres y niños sobre la deconstrucción de masculinidades hegemónicas y nuevos modelos de relacionamiento con el género femenino.
Si pretendemos construir un futuro de igualdad es necesario pensar en desarrollo de políticas de equidad de género en las que los hombres no sólo sean considerados como objetos de estudio y actores que forman parte del problema de la violencia contra las mujeres, sino donde ellos, como aliados, formen parte de la solución.

Película "OSAMA" (online) La historia de una niña y su lucha por sobrevivir, y que para conseguir trabajo tiene que vestirse de varón y ponerse como nombre "Osama".Llama a la reflexión el abuso y opresión que sufre la mujer en muchos lugares.


5/9/2014
 
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La historia de una niña y su lucha por sobrevivir, y que para conseguir trabajo tiene que vestirse de varón y ponerse como nombre "Osama".Llama a la reflexión el abuso y opresión que sufre la mujer en muchos lugares.

Un día como hoy... nacía Marie Laurencin El 31 de octubre de 1883 nacía en París, Marie Laurencin pintora y grabadora de la vanguardia cubista.

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El 31 de octubre de 1883 nacía en París, Marie Laurencin pintora y grabadora de la vanguardia cubista. http://docugenero.blogspot.com.es/…/un-dia-como-hoy-nacia-m…

HOMOFOBIA EN LAS AULAS: "ME PLANTEÉ ACABAR CON MI VIDA EN MÁS DE UNA OCASIÓN"

Homofobia en las aulas: "Me planteé acabar con mi vida en más de una ocasión"

"Sufrí acoso porque no seguía las normas establecidas, entre los insultos siempre se encontraba la palabra lesbiana", relata Saph, que ahora da charlas sobre diversidad en colegios
El 43% de los jóvenes LGTB que lo sufren han pensado en acabar con su vida, un 35% lo ha planificado y un 17% lo ha intentado, según un estudio de la FELGTB
Un nuevo protocolo presentado por el Instituto de la Mujer pide la puesta en marcha de un Plan Estatal contra el Acoso que incluya la prevención de la homofobia
La Unesco ha calificado el acoso homofóbico como un "problema universal"
La Unesco ha calificado el acoso homofóbico como un "problema universal"
Saph Rodríguez ni siquiera era consciente de su orientación sexual cuando recibió los primeros insultos. A los 13 años sus padres decidieron cambiarla de instituto porque varios alumnos le propinaron una paliza al grito de "bollera" y "marimacho". Pero las agresiones, que habían empezado "desde muy pequeña", continuaron. Ahora, esta asturiana de 24 años ofrece charlas sobre diversidad afectivo sexual en colegios. "Sufrí acoso porque no seguía las normas establecidas, entre los insultos siempre se encontraba la palabra lesbiana", relata, "pero de mi sexualidad me di cuenta más tarde, con 17 o 18 años".
Como Saph, son varios los niños y niñas lesbianas, gays o transexuales (o que escapan de los patrones habituales de feminidad o masculinidad) que sufren agresiones por parte de otros compañeros debido a su orientación sexual o identidad de género. Aunque no hay datos oficiales, algunos estudios como elinforme elaborado en 2012 por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), revelan en base a una muestra -pequeña, de 325 personas- que un 57% de los jóvenes LGTB ha sufrido algún tipo de violencia física o psíquica en el ámbito educativo.
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En ocasiones, la situación llega a un punto insoportable para los propios menores. Con la voz entrecortada al otro lado del teléfono, Saph confiesa que "en más de una ocasión me planteé acabar con mi vida". "Llegué a pensar que era yo la que tenía la culpa, que algo hacía mal para que la gente no me aceptara", recuerda.
Según el estudio de la FELGTB, que recopila casi una veintena de estudios realizados a lo largo de siete años, el 43% de los jóvenes LGTB que sufre o ha sufrido acoso ha llegado a pensar en acabar con su vida, un 35% lo ha planificado y un 17% lo ha intentado en una o varias ocasiones.
El estudio corrobora que, en los últimos años, se ha logrado un avance importante y la aceptación de la diversidad sexual entre los jóvenes "es bastante alta". Sin embargo, el acoso homofóbico sigue siendo una realidad con consecuencias: un 75% de los jóvenes ha sido testigo de agresiones en forma de rumores, insultos o burlas y el 6,4% ha presenciado palizas.

"Un problema universal"

Que el riesgo de suicidio "es mucho mayor entre adolescentes y jóvenes que no son heterosexuales o son trans" es una de las principales conclusiones que se extraen del  protocolo presentado el pasado lunes por el Instituto de la Mujer con el que se pretende evitar el acoso escolar homofóbico. Algo que ha sido calificado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como un "problema universal".
"Es el más común de los tipos de acoso, está invisibilizado y no se toman medidas para acabar con él", sostiene José Ignacio Pichardo, profesor de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid y coordinador del protocolo. Según el experto, el silencio es una de las principales dificultades para atajar este problema, pues solo el 18% de las víctimas se lo ha contado a sus padres o profesores, debido, en muchos casos, al miedo, rechazo o vergüenza a reconocer una orientación sexual o de género.
"Fue algo que llevé en secreto, sentía que no tenía apoyo y era algo que no entendía", declara Saph, que nunca se lo contó a otros compañeros de clase. El papel del resto de alumnos puede ser fundamental. Sin embargo, los expertos identifican otro escollo que hace que suelan mirar para otro lado y no intervenir. Es lo que llaman el miedo al "contagio del estigma", que no solo se proyecta sobre los chicos y chicas LGTB, "sino también sobre las personas que salen en su defensa", explica Pichardo.

El Consejo Escolar del Estado pide planes de igualdad

Ahora Saph recorre los colegios de Gijón con la asociación Xega para hablar de diversidad sexual y "resolver dudas a los alumnos porque hay muchos que no saben de la existencia de otras realidades". Sin embargo, su organización solo pisa las aulas de los centros que voluntariamente lo solicitan. La mayoría, dice Saph, son públicos. "Algunos católicos lo piden, pero suele haber una atmósfera de desinterés", analiza.
Para Kika Fumero, profesora de un instituto público de Tenerife, el problema es que el tratamiento de la afectividad y la diversidad sexual se convierte en una decisión de los propios profesores o los centros. Ella ha impulsado un proyecto de inclusión con una tutoría en la que recibe al alumnado LGTB con problemas, entrega material a los tutores o da charlas sobre ello. Sin embargo, es una excepción. "La mayoría del profesorado no se forma en esto ni la diversidad sexual se incluye en las escuelas de forma transversal", denuncia Kika.
Eso a pesar de que en 2007 el Consejo Escolar del Estado demandó la promoción de "planes de igualdad y de educación afectivo-sexual en las escuelas". "Si queremos que esto se incluya en las aulas debe haber una apuesta política", explica Pichardo, que asegura que algunas comunidades como Andalucía y Extremadura "han desarrollado instrumentos específicos contra este tipo de discriminación". Por eso, el protocolo que ha coordinado pide la creación de un Plan Estatal contra el Acoso, que incluya expresamente la prevención de la homofobia y la transfobia y observatorios que velen por su cumplimiento.

miércoles, 28 de octubre de 2015

ARTÍCULO ¿Discrimina el lenguaje a las mujeres? Hacia la construcción del lenguaje inclusivo

ARTÍCULO

¿Discrimina el lenguaje a las mujeres?
Hacia la construcción del lenguaje inclusivo

BEATRIZ MÉNDEZ GUERRERO

Universitat de les Illes Balears.
bea_men_gue@hotmail.com

RESUMEN

El hecho de que las mujeres no tengan representación simbólica en la lengua contribuye a su invisibilidad. Así, un lenguaje no sexista es el que no oculta, no subordina, no infravalora y no excluye. Determinamos que las lenguas no son sexistas pero sí lo es la manera en la que se utilizan. Sin ir más lejos, el uso del masculino genérico contribuye a la discriminación de la mujer al considerar el género masculino como referente en situaciones en las que nos referimos a individuos de ambos sexos. Por esta razón, nos debemos encaminar hacia el lenguaje inclusivo en el que se reflejen todas las voces y no se ignore la figura femenina.
«Somos cada vez más numerosas las lingüistas que pensamos que a las mujeres se las discrimina lingüísticamente, tanto en la forma en que la lengua común y los usos lingüísticos cotidianos suelen tratarlas como en la manera en que se las enseña y aprenden a usar el lenguaje. Ambos procedimientos canalizan el mantenimiento de la dominación masculina y el ocultamiento de la participación de la mujer en la sociedad, así como la imposición de una imagen estereotipada, fuente de descalificaciones y aislamiento»
(Martín Rojo, L. 1996: 1).

Introducción


Es bien sabido que “lo que no se nombra no existe”, esta idea, trasladada al género, implica que el hecho de que las mujeres no tengan una representación simbólica en la lengua contribuye a su invisibilidad. De ahí la necesidad, a fin de lograr el objetivo de la igualdad entre sexos, de hacer un uso del lenguaje que represente a las mujeres y a los hombres y que nombre sus experiencias de forma equiparada. Un lenguaje no sexista es el que no oculta, no subordina, no infravalora y no excluye.  Queremos aclarar que las lenguas no son sexistas, pero sí lo es el uso que se hace de ellas. Entre los fenómenos en los que los lingüistas han encontrado con más frecuencia manifestaciones sexistas figuran: 
(1) El desequilibrio en las formas de tratamiento que señalan la falta de independencia que se atribuye a la mujer, así como las diferencias de status (términos que marcan el estado civil de la mujer como “señora”/”señorita”; uso frecuente del nombre de pila y sus diminutivos para la mujer, frente al uso del apellido para designar al varón).

(2) Fenómenos que imponen a la mujer una imagen descalificadora como duales aparentes (con distinto significado en masculino y en femenino: “un profesional” / “una profesional”); asociaciones estereotipadas (“mujeres listas o histéricas” frente a “hombres inteligentes o entrenados”); vacíos léxicos para referirse a ciertas cualidades y actividades, presentándose un problema cuando el referente es una mujer (“hombre de estado”; “caballerosidad”); insultos que atribuyen el universo de lo positivo al género masculino (“ser cojonudo” frente a “ser un coñazo”) y refranes sexistas.

(3) Fenómenos que ponen de manifiesto el arraigo de una visión masculina de la sociedad y de los factores sociales: ausencia de formas, femeninas en el léxico referido a oficios y profesiones. Así, habitualmente se recomienda no utilizar la denominación de un oficio en femenino con el pretexto de que podría confundirse a la mujer que lo practicase con un objeto, concepto, etc. De este modo, no es recomendable utilizar el femenino “música” porque es ambiguo y se podría confundir a una mujer que se dedica a esta profesión con el oficio en sí. Sin embargo, no se utiliza el mismo argumento cuando la situación se da con el género masculino, aunque también  puedan confundirse muchos oficios con objetos o atributos como “costurero”, “frutero”, “parador”, “sereno”, “demoledor”. En estos casos no se propone cambiar el uso del masculino por el femenino. Saltos semánticos que indican que los masculinos extensivos incluyen ambos géneros pero que no se interpretan, de hecho, como tales, produciéndose, en el mejor de los casos, equívocos y ambigüedades, y excluyendo a la mujer del discurso en numerosas ocasiones.

El masculino genérico


Para la RAE el uso del masculino genérico “tiene que ver simplemente con el principio básico de la economía lingüística”. Explica el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) que “en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva”. El DPD añade que “solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto, es necesaria la presencia explícita de ambos géneros.  De otro modo, la constante alusión explícita a ambos sexos hace el discurso prácticamente inmanejable”.

Por su parte, Bengoechea (en prensa, 2008) encuentra en este género gramatical otras funciones entre las que se encuentra la de invisibilizar a las mujeres, recordemos que “lo que no se nombra no existe”; convertir en androcéntricas no solo las lenguas sino también el propio pensamiento formulado por ellas, de hecho es habitual encontrar en la lengua el uso de expresiones como “le echó un par de huevos” para hacer referencia a “tuvo valor”; también le asigna la función de reforzar las relaciones de identidad y semejanza masculinas usando expresiones como “los españoles” o “los ciudadanos” para referirse a ambos sexos; y, por último, la de crear incertidumbre sobre si se está incluyendo a las mujeres en el mensaje, así, una trabajadora que aspira a un puesto de trabajo podría preguntarse si admitirán mujeres en una empresa que anuncia “se necesita jefe de sección”.

El lenguaje inclusivo


Habitualmente, el lenguaje en uso ha reflejado los valores sociales y culturales propios de cada país. En sociedades androcéntricas, como la nuestra, se ha ignorado tradicionalmente el discurso femenino, colocando al hombre, sus preocupaciones y sus puntos de vista en una posición central, es decir, estableciéndolo como norma. Asimismo, la enseñanza de la lengua en las escuelas ha contribuido a la difusión del lenguaje sexista. El empleo excesivo de los masculinos genéricos que, supuestamente, representan ambos sexos pero que en realidad extienden su alcance únicamente al masculino, ha propiciado el ocultamiento de las mujeres. Expresiones como “el hombre”, “los seres humanos”, “los padres”, “los niños”, etc. constituyen un ejemplo de ello. De ahí que propongamos la utilización de un lenguaje inclusivo en el que queden representados tanto mujeres como hombres.

No obstante, hay una creencia generalizada que apunta como principal marca del lenguaje inclusivo el uso reiterado de “los y las”. Así, se habla de “los niños y las niñas” y de “los estudiantes y las estudiantes”. Pero, ciertamente, el lenguaje inclusivo no se reduce a estas fórmulas expresivas, va más allá, de hecho, consideramos erróneo pensar que un texto deja de ser sexista únicamente porque incluya estas marcas constantemente. Si bien hacer evidentes en el texto la identidad de los géneros es un recurso válido y necesario, su aplicación debe realizarse siempre con medida, alternando diferentes estrategias textuales de transversalización, y, sobre todo, dentro de las normas gramaticales de nuestra lengua. En esta línea, y siguiendo el informe del Parlamento Europeo sobre el uso del lenguaje no sexista, proponemos:


• Utilización de sustantivos genéricos y colectivos: 
Ejemplo: «el interesado», «los andaluces», «los profesores».
Propuesta de cambio: «la persona interesada», «el pueblo andaluz», «el profesorado».

• Utilización de perífrasis:

Ejemplo: «los médicos». 
Propuesta: «las personas que ejercen la medicina».

• Utilización de construcciones metonímicas:

Ejemplo: «los directores», «el Presidente de la Comisión».
Propuesta: «la dirección», «la Presidencia de la Comisión».

• Utilización del imperativo:

Ejemplo: «El candidato debe enviar su currículum a la dirección indicada».
Propuesta: «Envíe su currículum a la dirección indicada».

• Utilización de la forma pasiva:

Ejemplo: «El solicitante debe presentar el formulario antes del día 15».
Propuesta: «El formulario debe ser presentado antes del día 15».

• Utilización de estructuras con «se» (impersonal o pasiva refleja).

Ejemplo: «El juez dictará sentencia».
Propuesta: «Se dictará sentencia judicial».

• Utilización de formas no personales del verbo: 

Ejemplo: «Es necesario que el usuario preste atención».
Propuesta: «Es necesario prestar atención».

• Utilización de determinantes sin marca de género u omisión del determinante en el caso de sustantivos de una sola terminación: 

Ejemplo: «Todos los miembros del comité recibirán la información por escrito».
Propuesta: «Cada miembro del comité recibirá la información por escrito».

Conclusiones


Nos preguntábamos al comenzar si el lenguaje discrimina a las mujeres. De hecho, este es uno de los principales interrogantes de los que pretenden dar cuenta algunos de los estudios de género más recientes. Por una parte, hemos hablado del uso del masculino genérico como tradicional recurso referido a ambos sexos y de cómo este mecanismo podía llevarnos a confusiones o a la invisibilidad de las mujeres. Y, por otra, hemos aludido a la necesidad de utilizar un lenguaje inclusivo en el que queden representados tanto mujeres como hombres. Pues bien, llegados a este punto, no nos queda más que añadir que cada vez somos más las que pensamos que en la sociedad actual, que aboga por la igualdad de género, no hay lugar para los usos lingüísticos que han servido tradicionalmente de obstáculo para el desarrollo de la mujer y que, por ello, debe recurrirse a recursos menos discriminadores.

Referencias bibliográficas
Bengoechea, M. (2008). Lo que esconde el uso del masculino genérico: razones de incomodidad femenina. Alcalá de Henares: Diario digital de la Universidad de Alcalá.
Martín Rojo, L. (1996). Lenguaje y género. Descripción y explicación de la diferencial. Revista Signos. Teoría y práctica de la educación, 16, 6-17.
Referencias normativas
Informe sobre el Lenguaje no sexista del Parlamento Europeo (Aprobado por decisión del Grupo de Alto Nivel sobre Igualdad de Género y Diversidad el 13 de febrero de 2008).

Johan Bävman: El fotógrafo sueco que busca cambiar la visión de la paternidad


En Suecia, el postnatal tiene una duración de 480 días (18 meses), de los cuales 60 días por obligación debe tomarlos el padre. El resto, ambos progenitores pueden dividírselos como quieran. 

Aprovechando su tiempo en casa tras el nacimiento de su hijo, el fotógrafo independiente Johan Bävman comenzó a explorar el nuevo mundo que significa la paternidad. Bävman, quien vive en la ciudad sureña de Malmö, decidió capturar con su cámara a otros hombres que como él, se quedaban con sus niños en casa en algún momento.

El resultado de su trabajo es realmente impresionante, pues refleja cómo se vive la paternidad hoy en día, en un país donde la igualdad de género está cada vez más presente.

“Todo comenzó cuando estaba en casa con mi propio hijo. Eso fue hace un año y medio. No pude encontrar literatura o algo dirigido a los padres. El sistema en Suecia y en otros países, es más dirigido a la mujer en la familia. Quería averiguar si podía ver modelos de roles de padre que se pudieran relacionar. Yo no quería conseguir papás estupendos. Quería tener papás que mostraran las dificultades de tener un niño”, comentó a la revista estadounidense Cosmopolitan. 

“Estar en el hogar, no siempre es fácil – es como un trabajo de tiempo completo, o incluso más”, añadió el artista, afirmando que esto es algo que las mujeres han hecho por siglos y a la mayoría no le parece admirable. Asimismo, indica que si en sus fotos aparecieran mujeres, probablemente a pocos le llamaría la atención, porque ese rol en ellas se da por garantizado.
“Al principio pensé que era una cuestión económica (…) Pero mientras tomé estas fotos, me di cuenta de que era también un fallo estructural y un fracaso cultural”, agregó. 
Además, el fotógrafo señaló que pasar tiempo con los hijos es primordial para establecer una conexión con ellos, además permite comprender mejor a la pareja. 
“Tener un hijo es difícil – no duermes lo suficiente, puedes estar enojado, cansado y frustrado-. Ser capaz de estar en casa te ayuda a entender a tu pareja y tener una mejor relación”, planteó.

Con respecto al objetivo de su proyecto, dijo que quería abrir el debate y la discusión en torno al tema. “Recibí un correo electrónico diciendo que desde la Comisión Europea querían que yo fuera a hablar sobre el tema. Quiero que la gente hable de este trabajo y que todos sepan que todo el mundo es capaz de cuidar de los niños. Es algo que tienes en tus genes. Cuando tienes un hijo, una madre no es mejor que un padre para cuidar de los niños. No hay algo biológicamente predispuesto que diga que la madre es mejor. No lo es. Es algo que se aprende por ensayo y error”, concluye.

25 de Noviembre: día internacional de la violencia contra las mujeres

La violencia machista

Por Ascensión Marcelino Díaz


En 1999, La Asamblea general de la ONU declaró el 25 de noviembre como el día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres. La fecha recuerda el asesinato de las hermanas Mirabal, tres activistas dominicanas conocidas como las tres mariposas. Mis alumnas y alumnos me preguntan por ellas. Les cuento la historia. Les insto a que busquen información en Internet. Les hablo  también de que las mujeres son más pobres que los hombres y que  la mayor parte de la riqueza en el mundo está controlada por ellos.

Les digo que en el sistema patriarcal en el que vivimos, las mujeres ocupamos posiciones subalternas, de que los puestos más altos de las empresas, de las universidades, de los consejos de dirección, de la política, son ocupados por varones, de que las mujeres más admiradas y conocidas popularmente son aquellas quienes basan su poder alrededor de la sexualidad como objetos eróticos, de que la belleza parece ser una de las cualidades más demandadas en una mujer junto con su capacidad de ser cuidadora y procreadora frente a la cualidad más demandada en el varón, que es la inteligencia y su capacidad de liderazgo y de ser proveedor de recursos económicos para la familia. De lo que cansa verse siempre en las películas como sujetos pasivos, violadas y asesinadas por psicópatas, novias de gánsteres, brujas malvadas, esposas gruñonas, dulces y abnegadas novias, que limpian y planchan, hermanas y abuelas.

Les digo que los poderes masculinos se ejercen sobre las mujeres en la sociedad y en las instituciones políticas y sociales: gobiernos, ejércitos, iglesias, cofradías,  partidos políticos, mafias, clubs, sindicatos, y un largo etcétera. Les hablo de lo importante que es que las propias mujeres como  como madres, eduquen a sus hijas e hijos en igualdad. De que enseñen a sus hijas mediante el ejemplo a no tolerar situaciones que las rebajen y degraden. De enseñar a sus hijos que por el mero hecho de ser varones no son superiores a ninguna mujer. 

Los discursos machistas entre la juventud están aumentando peligrosamente. Hace poco tuvimos noticias de ello a través de una encuesta realizada por el instituto andaluz de la mujer. Como profesora de filosofía, los oigo en las aulas y les ayudo a desmontar los endebles pero persistentes pilares en los que se sustentan, fomentándoles el espíritu crítico confrontándolos a sus propias prácticas relacionales. La ley educativa promulgada y aprobada por el gobierno actual retira de la enseñanza obligatoria las materias de educación para la ciudadanía y la educación ético cívico.

Algunos alumnos y alumnas me dicen que no son necesarias, que la ética y educación cívica que deben aprender la tienen que aprender en sus casas, que para eso están sus padres. Vuelven al contexto de la socialización primaria para tratar temas como el maltrato animal, la violencia hacia las mujeres o la inmigración, lo que está bien o lo que está mal. Serán las familias las que eduquen cuando, paradójicamente, el origen de la violencia machista se encuentra en la familia patriarcal misma. Es una vuelta a atrás, una involución, un disparate. Pero la ciudadanía no sale a la calle, no protesta con la fuerza necesaria. Ni siquiera las personas que saben lo perjudicial que es ésto para la educación de la juventud es capaz de organizarse y protestar contra una ley que conduce a la desigualdad más flagrante. Sin contar con que parte de la ciudadanía acepta encantada una ley que vuelve a privilegiar a quienes poseen más capital económico, cultural y social. 

Lo acepta, como acepta las subidas desorbitadas del recibo de la luz, de los impuestos, del agua, los despidos masivos, los desahucios de ancianas o la corrupción de los políticos. Aunque no duda en salir a la calle para celebrar que su equipo de fútbol haya ganado un partido o para asistir al sepelio de una anciana grande de España cuya gran fortuna heredada ha sido a base de siglos de expolio y subyugación del pueblo andaluz.

A estas alturas de la película ¿qué podemos decir de la violencia machista que no se haya dicho ya hasta la saciedad? Nada. Todo sigue igual o peor.  En estos últimos días han sido asesinadas en España tres mujeres más, y ya van 51 en lo que va de año, si no me equivoco. No se habla de ellas en las tiendas de barrio, ni en el trabajo, apenas en las redes sociales, no sé si en la televisión porque confieso que sólo veo cine y series. Me pregunto por la causa de tanta indiferencia. ¿Acaso nos hemos acostumbrado a vivir en un estado injusto donde la violencia hacia las mujeres es aceptada como algo normal, natural, imposible de solucionar? Ahí está el peligro.

De que lo aceptemos y renunciemos a luchar contra un sistema patriarcal que sigue funcionando y girando tranquilamente en torno a los fundamentos que permiten que en todas las sociedades del mundo, desde las más desarrolladas hasta las menos desarrolladas, infravaloren y discriminen a las mujeres de modo que la violencia, en todas sus formas, desde las más sutil hasta las más evidente, sea legitimada y justificada. Pero la violencia hacia las mujeres no es un problema de mujeres. La violencia machista es un problema de TODA LA SOCIEDAD.

¿Dónde estamos y qué hacemos para acabar con esta pandemia que ha matado ya más que el terrorismo? Necesitamos de una ciudadanía concienciada en la necesidad de acabar con la ideología patriarcal que sustenta la violencia hacia las mujeres Lo he dicho en artículos anteriores y no me cansaré de repetirlo La educación es la clave y la llave. Las leyes castigan el maltrato. Se insta a la denuncia. Pero no se ataca la raíz del problema. La violencia machista debe prevenirse. Hay que legislar y educar.

El último estudio sobre la violencia de género en Europa llevado a cabo por el Centro Reina Sofía en 2006  sitúa a España en el puesto 21 de una tabla de 28 países europeos. Somos un país de una tasa relativamente baja de feminicidios: 5,15 por millón de habitantes. En países como FinlandiaAustriaAlemania y Noruega la tasa de violencia contra las mujeres es mucho mayor. Así, según la Agencia de los Derechos fundamentales de la UE (FRA), en Europa, 1 de cada 3 (aproximadamente 62 millones de mujeres) han experimentado violencia físico y sexual en algún momento de su vida desde que tenían 15 años y el 5% (más de 9 millones) declara haber sido violadas.

 Son las mujeres de los países nórdicos las que más han sufrido algún tipo de violencia de este tipo: un 52% de las danesas y un 47% de las finlandesas declaran haber sido víctimas en algún momento desde que cumplieron quince años. Este informe eleva a 102 millones de mujeres que han sufrido algún tipo de acoso sexual. Donde más tocamientos sin consentimiento, chistes o comentarios obscenos se producen en Europa es en Dinamarca y Suecia. También revela este estudio que España es el país con el porcentaje más alto de mujeres (83%) que han visto o escuchado campañas de sensibilización contra la violencia machista. Pero es que hay países donde las mujeres no han sido encuestadas sobre este asunto jamás, como Bulgaria, Hungría, Luxemburgo, Letonia o Eslovenia. Y todo esto sin salir de Europa.

La ley integral contra la violencia de género no es suficiente, ni las campañas de denuncia, tampoco. Las raíces de este mal son muy profundas y son difíciles de cortar. Es preciso que todas las instituciones sociales cooperen, que las leyes se apliquen, que la protección a mujeres en riesgos de ser maltratadas sea de verdad, que se inviertan recursos en campañas de prevención, que se invierta dinero en EDUCACIÓN y de que la ciudadanía sea consciente de que la violencia hacia las mujeres, por sutil que sea, es INTOLERABLE. Si luchamos desde todos los frentes, si de verdad se eleva la conciencia del problema a los niveles que este requiere, entonces quizá haya esperanza para una verdadera cura del mal. Pero mientras reine la indiferencia, mientras se piensa que es un mal menor, mientras se deje en manos de expertos y hagamos como si el asunto no fuera tan grave y no tuviera que ver con nosotras,  la violencia machistas seguirá cobrándose vidas.




















El TERROR que no cesa





Olive Clio Hazlett, matemática

 

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hazlettLa matemática Olive Clio Hazlett(1890-1974) nació un 27 de octubre.
Investigó principalmente en álgebra.
Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para el Comité de Análisis Criptográfico de la Sociedad Matemática Americana.

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